En Callejón de Dolores hay roces con el género policiaco, que por
primera vez explora el autor. “No permite mucho como escritor, pues
siempre hay que resolver un misterio o satisfacer una curiosidad”,
señala el novelista. Al extenderse en los elementos ajenos a la
investigación histórica, Pérez de Antón dice interesarse “mucho por la
fragilidad humana” e indica que las personas somos sujetos de
tentaciones, incluso las más honradas.
“Sí hay policías, ladrones y asesinos, pero la
respuesta es algo que el lector seguirá a lo largo de la novela, que
está en clave policiaca pero no atiende al modelo clásico para
responder quién lo hizo”, explica.
“Lo que busco con una novela de esta naturaleza es
reconstruir el espíritu de la época, marcada por elementos políticos y
económicos. El esfuerzo se quedaría en palabras abstractas si no se
lleva a personajes de carne y hueso para contar cómo sufren, aman o
luchan en ese momento en que la historia los arrastró”, sintetiza el
escritor.
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